Cultura

Esto no es una profesión, sino una vida

2017-03-01 64 Vistas

Entrevista con Juan Antonio Ramírez, Director musical y artístico de la Orquesta Sinfónica del Mediterráneo, Profesor del Conservatorio Superior de Música de Valencia

¿Cómo ha sido tu trayectoria en el mundo música: cómo empezaste y cómo has llegado a ser lo que eres hoy en día? Mis raíces tienen un color valenciano ya que nací en un pueblo pequeñito de Provincia de Valencia, de dos mil habitantes, que se llama Anna cuyo significado es “ojos de agua”. Como en cualquier pueblo había una banda de música, y, por lo que me ha contado mi madre, a los seis años quise formar parte de ella. A partir de siete años vengo haciendo lo mismo. Me marché del pueblecito a Valencia para estudiar, terminé mi carrera en el Conservatorio Superior de Música de Valencia y enseguida tuve la suerte de hacer unas pruebas para París, donde estuve estudiando dos años con el saxofonista, posiblemente, más importante del siglo, y dando conciertos con él. Luego, oposité para la Cátedra del Conservatorio donde me había formado, y desde los diecinueve años soy el saxofonista de la Orquesta del Palau de la Música de Valencia. A los veinticuatro años empecé también a dirigir artísticamente proyectos de la música del Palau en Valencia, Castellón, etc. He participado también en la inauguración del Teatro Real con la Orquesta Sinfónica de Galicia. A partir de allí inicié giras con orquestas internacionales, por lo cual llevo una trayectoria enriquecida como solista y director.

De aquí a dos semanas parto a dirigir la Orquesta Nacional Filarmónica de Armenia. Por otro lado, este año ha sido muy positivo, ya que estamos preparando el XXV aniversario de nuestra orquesta que dirijo desde hace 11 años. Con ella he tenido la suerte de colaborar con importantes figuras de la música clásica y moderna como Miguel Bosé y Vicente Amigo.

Ahora me he especializado más en la música española, no sólo clásica, sino también de flamenco y popular.

¿Director de orquesta, se nace o se hace? Creo que todo tiene su trabajo: puedes tener una inteligencia funcional e intuición, pero siempre debes tener contenido en ese contenedor. Aparte, hay que tener formación, comprensión de la intelectualidad de la música y conocimiento de todos los pequeños detalles que pueden surgir. Un director de la orquesta es aquella persona que es capaz de sacar, de todos los elementos que tiene, lo mejor. Su función consiste en que él, realmente, es el primer motor rítmico. Luego, es el motor dinámico que debe sacar el volumen que se necesita. ¿Se nace o se hace? Pienso que lo más importante es intuición, iluminación, tenacidad y seriedad en el trabajo y, cómo no, un buen equipo, como, por ejemplo, del que estoy rodeado ahora.

¿Qué recomiendas a los jóvenes músicos que están empezando ahora? Los que tienen pasión, que no dejen de perderla. Los que no la tienen que se lo planteen, porque la actitud es muy importante. Esto no es una profesión. Esto es una vida. Esto es algo que acompaña desde el día 1 hasta el día 31. A mí, en particular, no me importa si he comido hoy o no, porque si fuese una profesión lo haría de otra forma. Para mí la música es una vida, es todo. Entonces, si los novatos se están dedicando a la carrera profesional es porque, sin duda, les gusta. Que escuchen mucha música de mucho tipo y de muchas versiones, que lo disfruten, que procuren ir a conciertos en directo. Si sigues teniendo esta pasión, no te va a faltar nada.

¿En qué posicionamiento te ves dentro de 5-10 años? Me veo disfrutando y viajando un poco por fuera, porque dispongo de un amplio abanico de posibilidades, y al cabo de esos años, pienso terminar por coger alguna titularidad muy detenidamente. Donde esté feliz y donde me quieran, allí estaré.