Turismo
“La dinastía Románov” / Museo Ruso Málaga
21 febrero 2017 – 4 febrero 2018
La dinastía Románov (1613–1917), que gobernó Rusia durante más de tres siglos, constituyó una de las casas reales más deslumbrantes de Europa. La principal misión histórica de los Románov fue modernizar el Zarato Ruso, anclado en el medievalismo, y transformarlo en el vasto Imperio Ruso, que sería uno de los principales actores en la arena política europea e internacional. Durante este periodo, se sucedieron en el trono ruso dieciocho zares, emperadores y emperatrices. No todos estuvieron igual de capacitados para dirigir el Estado ni a todos les acompañó la buena suerte. En la vida de la Corte imperial rusa, digna de una trama shakesperiana, los triunfos y los éxitos se entremezclaban con las conspiraciones y los asesinatos de sesgo político. Esta abundancia de capítulos dramáticos, por otra parte, ha sido una constante de la historia tanto rusa como europea.
Los Románov, como otras monarquías europeas, emprendieron la construcción de palacios y templos, la fundación de instituciones artísticas y educativas y dinamizaron las industrias y el mercado del arte, actuando como mecenas de los mejores arquitectos, pintores y escultores rusos o invitando a eminentes artistas extranjeros a trabajar en Rusia. La Academia Imperial de las Artes, bajo la égida de los emperadores, orientó naturalmente su estética a la de sus patronos. El Barroco isabelino, el Clasicismo de Catalina o el Estilo Imperio de Alejandro entraron en la historia del arte ruso como un importante fenómeno que determinó en gran medida la iconografía de unas épocas marcadas por el esplendor y las revueltas.
Zares y emperadores de la dinastía Románov, 1613–1917: Miguel I (1613–1645), Alexis I (1645–1676), Feodor III (1676–1682), Sofía, regente (1682–1689), Iván V (1682–1696) (compartido con Pedro I), Pedro I (1682–1721) (compartido con Iván V), Pedro I (1721–1725), Catalina I (1725–1727), Pedro II (1727–1730), Ana (1730–1740), Iván VI (1740–1741), Isabel I (1741–1762), Pedro III (1762), Catalina II (1762–1796), Pablo I (1796–1801), Alejandro I (1801–1825), Nicolás I (1825–1855), Alejandro II (1855–1881), Alejandro III (1881–1894), Nicolás II (1894–1917)
El Museo Estatal Ruso, su historia y sus colecciones están estrechamente vinculadas a la dinastía Románov. El museo, fundado en memoria del zar Alejandro III (1845–1894) mediante un decreto especial de su hijo Nicolás II (1868–1918), tiene como sede varias residencias de antiguos emperadores y grandes duques y hoy sigue conservando una multitud de obras que pertenecieron a miembros de la familia imperial, o bien que estuvieron relacionados con ellos.
En esta exposición “La dinastía Románov” que el Museo Ruso presenta en Málaga se incluyen más de doscientas obras de un periodo que abarca desde el siglo XVII hasta principios del siglo XX, ejecutadas con diversas técnicas, de diferentes formatos y géneros. Retratos solemnes, pinturas históricas y de batallas, vistas de Moscú y de San Petersburgo, mobiliario palaciego y servicios de porcelana, iconos y relojes, estudios de monumentos y trajes de época reconstruyen la imagen de los tres siglos de la era Románov, presentada en secuencia cronológica: desde los acontecimientos que destronaron a la dinastía Ruríkida, que llevaba gobernando desde el siglo IX -el reinado de Iván el Terrible y los Tiempos Tumultuosos- hasta el último emperador, Nicolás II, cuya abdicación en 1917 debido a la presión de los acontecimientos revolucionarios, puso punto fnal a la monarquía rusa.
Destaca la extensa y signifcativa galería de retratos de zares, emperadores y emperatrices rusos, así como de otros miembros de la dinastía Románov. Los rostros de quienes gobernaron Rusia durante varios siglos «cobran vida» en esos retratos. Un gran número de estas obras son de reconocidos artistas de Europa occidental que trabajaron en Rusia, lo que atestigua el ambiente artístico internacional que predominaba en la Corte imperial.