Turismo
¿Por qué elegir Navarra como destino de turismo médico?
Porque unimos la medicina más avanzada con un entorno que emociona.
Navarra es una tierra sana. Sana, por su compromiso con la investigación médica. Sana, por el merecido prestigio de su sistema hospitalario y los profesionales que lo hacen posible. Sana, por la honestidad de sus gentes, el respeto a la Naturaleza y el amor a nuestro patrimonio e historia. Navarra es conectar con la esencia de lo que de verdad importa.
Medicina e innovación
En nuestro ADN fluye la Medicina, el compromiso con la investigación y la apuesta por una tecnología sanitaria puntera. La Clínica Universidad de Navarra es, y lo ha sido siempre, un referente para todas aquellas personas que buscan respuestas. Figura en el número uno del ranking de hospitales privados con mejor reputación en función de sus servicios y, prácticamente, dobla en puntos al siguiente hospital. La gran calidad del Hospital san Juan de Dios y la Clínica Sannas Dentofacial, así como el impulso de seis centros tecnológicos, el CIMA y tres universidades en Navarra, crean el clima perfecto para contar con un servicio sanitario excelente en constante mejora.
Experiencia en calidad de vida
En Navarra nos gusta vivir. Apreciamos cada instante, la belleza de nuestro entorno, los sabores de nuestra gastronomía y el placer de tener todo cerca. Contamos con la tasa de paro más baja de España, somos una de las comunidades más seguras del país y la tercera con mayor renta per cápita. Nuestra oferta en alojamiento es excelente, así como la variada y rica propuesta hostelera. Pamplona, nuestra capital, es una ciudad bonita, tranquila, segura y cómoda. Amamos nuestras raíces y nuestra historia… y vivimos mirando al futuro. Nos gusta compartir nuestra vida con quienes nos visitan.
Naturaleza viva
Reza el lema que Navarra es tierra de diversidad. Y no miente. En apenas 10.400 kilómetros cuadrados encontramos desiertos, sierras, ríos y montañas. El paisaje lunar de las Bardenas -Reserva de la Biosfera- contrasta al máximo con el verdor de los valles norteños del Pirineo, la frondosidad de la Selva del Irati, los cortados de la Foz de Lumbier o las fértiles huertas de la Ribera. Cada rincón de Navarra esconde un secreto. Y todos ellos, son diferentes.
Un reino con historia
Navarra fue un reino y, en realidad, lo sigue siendo: el Reino de Navarra se percibe en nuestros paisajes y pueblos, castillos, iglesias y fortalezas. Sus muros esconden historias de reyes y nobles, guerras y tratados de paz, leyendas y fábulas. Además, el Camino de Santiago, el auténtico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, atraviesa nuestro territorio mostrando a su paso las huellas dejadas por los peregrinos durante siglos y siglos.
Pamplona, ciudad verde y amurallada
Cuando uno pisa por primera vez Pamplona, siente que podría vivir ahí. La capital del Reino es una ciudad acogedora, pequeña, muy segura, dinámica y cómoda, con encanto y con historia. Sus calles antiguas, sus murallas, la Ciudadela y sus palacios, nos hacen revivir tiempos pasados. Los parques y zonas verdes inundan la ciudad y la sabrosa oferta gastronómica y comercial y la alegría de sus 25.000 universitarios, logran que Pamplona siempre esté viva.
San Fermín, la fiesta universal
Hemingway le llamó “Fiesta”… y no pudo definirlo mejor. San Fermín es una fiesta para los sentidos que habla un lenguaje universal y que atrae a miles y miles de visitantes de todos los puntos del planeta. El encierro y los astados corriendo por Estafeta son su imagen más conocida, pero hay mucho más. San Fermín se vive en blanco y rojo y en la calle como escenario. Del 6 de julio al 14 de julio, aguardan nueve días de encuentro, alegría, tradiciones, música e ilusión para todos.
Gastronomía
Disfrutar de la cocina navarra es tocar el cielo. Nuestra tierra sabe a verdura, a buena carne, a grandes vinos y a autenticidad, con más de quince denominaciones de origen y certificados de calidad.
La huerta ribera emana productos que se funden en la boca, como los espárragos, los pimientos, las alcachofas, el cardo o los cogollos de Tudela. En los valles del norte disfrutamos de la Ternera de Navarra, la cuajada o los quesos con D.O. Roncal e Idiazabal. En todo el territorio, excelentes bodegas crean vinos sensacionales que conquistan paladares cada vez más lejanos.
En Navarra hay un amor indescriptible por la gastronomía, pasión que se refleja en una cuidada oferta hostelera con excelentes restaurantes, bares o cafés, donde, como si de un cuadro se tratara, las barras colmadas de deliciosos pinchos hacen de la cocina de miniatura un arte. Numerosos acontecimientos gastronómicos salpican el calendario y, algunos de ellos, como la Semana del Pincho, atrae a personas de toda Europa.
Por todo ello, sin dudarlo… este es un lugar indispensable para los amantes del buen comer. Merece la pena.