Salud
El seguimiento multidisciplinar mejora la pérdida de peso en pacientes con balón intragástrico
Según los resultados de diversos estudios publicados, la pérdida de peso medio de un paciente sometido a la técnica de balón intragástrico se sitúa entre los 15 y 20 kg.
El resultado siempre va a depender de la actitud del paciente y será mejor si existe un protocolo de seguimiento de un equipo multidisciplinar formado por psicólogo, endocrino, nutricionista, médico endoscopista y cirujano bariátrico. (Dr. Juan Antonio Casellas, endoscopista de las Unidades de Obesidad de Quirónsalud Alicante, Torrevieja y Valencia)
La técnica del balón consiste en la colocación, vía endoscópica, de una esfera de látex llena de suero fisiológico con el objetivo de disminuir la motilidad del estómago, reducir el tiempo de vaciado tras la ingesta de alimentos y provocar, en la mayoría de los casos, una sensación temprana de plenitud con las comidas. El precio del balón intragástrico variará según se realice la técnica para 6 ó 12 meses.
El balón intragástrico está indicado principalmente en aquellos pacientes con sobrepeso u obesidad tipo I que ya han intentado previamente una reducción de peso mediante dieta y ejercicio con malos resultados. La pérdida de peso estimada a los 6 meses tras la aplicación de esta técnica se sitúa entre los 14 y los 17 kg, El 80% de esta pérdida de peso se produce los tres meses siguientes a la intervención, ya que como indica el doctor Casellas “el balón intragástrico va perdiendo su efectividad transcurrido ese tiempo”.
Esta técnica está contraindicada en pacientes con patologías digestivas como es el caso de una esofagitis severa, una hernia de gran tamaño o una úlcera gástrica o bien contraindicaciones derivadas del propio paciente como son los trastornos psiquiátricos, la drogadicción activa y las causas endocrinas de la obesidad.
También existen unas contraindicaciones relativas como es la toma de anticoagulantes que el propio médico endoscopista valorará en cada caso.
Cómo se coloca un balón intragástrico
El proceso de colocación de un balón intragástrico debe comenzar siempre por la valoración tanto por el psicólogo como por el endocrino y si existe una indicación de balón intragástrico el siguiente paso será realizar una consulta con el médico endoscopista que le explicará cómo se va a llevar a cabo todo el proceso y realizará una gastroscopia diagnóstica para descartar cualquier tipo de contraindicación.
El balón intragástrico es un tratamiento muy seguro con muy pocas complicaciones publicadas en la literatura médica. Su colocación se realiza bajo control anestésico, generalmente con una sedación profunda con lo que el paciente no se entera de nada.
Mediante control endoscópico el especialista podrá ver cómo se va hinchando el balón al introducir suero fisiológico hasta alcanzar un volumen de unos 550 Cc.
Para mayor seguridad también se debe inyectar un líquido colorante que servirá para poder detectar una rotura del balón ya que, en ese caso, se produciría un cambio en la coloración de la orina.
La duración de todo el procedimiento es de unos 30 minutos y al finalizar el paciente permanecerá algo menos de una hora en una sala de despertar y transcurrido ese periodo podrá ir a su domicilio. Para su retirada el especialista recomienda realizar la intervención bajo una anestesia general con el fin de proteger la vía aérea y que no pase líquido del balón durante su vaciado.
Qué tratamiento seguir tras la puesta de un balón intragástrico
Los síntomas tienen una duración de entre tres días y una semana y deben tratarse con medicación. Lo más importante es el seguimiento por parte del psicólogo y del nutricionista durante todo este proceso.
Los primeros días después de la colocación del balón se va a producir un rechazo del estómago ya que no está a costumbrado a tener una pelota de medio kg en su interior, por lo que intentará expulsarlo provocando espasmos, náuseas e incluso vómitos. Pasado el periodo de adaptación, el único medicamento que hay que tomar durante todo el tiempo que dura el balón es un protector gástrico para evitar los síntomas de reflujo y proteger la mucosa gástrica con el fin de evitar la aparición de alguna úlcera. El objetivo fundamental es lograr que el paciente cambie sus hábitos tanto alimentarios como de ejercicio físico siendo esto la clave para que esa pérdida de peso se pueda mantener en el tiempo.