Cultura de negocios
¿Cuál es el retorno de la inversión de la educación ejecutiva?
Sigue sin encontrarse la fórmula mágica que establezca una relación causa y efecto entre el dinero invertido en formación y su rentabilidad. Pero sí podemos aproximarnos.
“La tecnología nos puede ayudar a hacer algo muy importante en la educación: medir el progreso”, escribió Sheryl Sandberg en 2015. ¿Es esto aplicable también a la educación ejecutiva?
Ciertamente, la intuición, la experiencia y una miríada de encuestas muestran que el desarrollo del talento está directamente relacionado con la inversión que las empresas hacen en la formación de sus ejecutivos. Sin embargo, demostrar de manera concluyente que una inversión específica en un programa de formación ha producido resultados mensurables en términos de rendimiento de una empresa es otra cuestión.
Una encuesta publicada por Unicon, el consorcio global de proveedores de educación ejecutiva, mostró que el 88% de los directores de recursos humanos considera que “los profesionales de recursos humanos deben mejorar en aumentar el valor de la educación ejecutiva en el futuro”, al igual que otros departamentos han demostrado que otros recursos intangibles pueden ser medidos de alguna manera. La encuesta también mostró que el 43% de los profesionales de recursos humanos piensa que en la mayoría de los casos no es posible calcular objetivamente el ROI (retorno de la inversión) de las iniciativas de educación ejecutiva, y concluyó que buscar hacerlo era una tarea similar a la búsqueda del Santo Grial.
Los Chief Learning Officers (CLOs) han buscado desde hace mucho tiempo maneras de medir el impacto de la inversión que sus empresas llevan a cabo en programas de capacitación y desarrollo para ejecutivos, y si estas inversiones aumentan la rentabilidad. Lamentablemente, los resultados de sus esfuerzos no siempre han sido enteramente satisfactorios. Tal vez, simplemente, no hay todavía un modelo que establezca una relación causa y efecto entre los ejecutivos mejor entrenados y un número más amplio en los resultados.
Ocurre algo parecido con la responsabilidad social corporativa (RSC): ¿Son las empresas más rentables porque han invertido en RSC, o es que invierten en RSC porque ya son más rentables que las empresas que no lo hacen? El hecho de que exista una relación entre uno y otro no significa que haya necesariamente una causalidad. Es, básicamente, el problema de la gallina y el huevo.
Comprendo la presión a la que están sometidos los CLOs para justificar un retorno de la inversión en formación, por encontrar, al igual que con cualquier otro aspecto relacionado con la asignación de recursos en las empresas, una explicación económica que vaya más allá de los argumentos cualitativos sobre si la educación potencia al talento. A los CLOs les gusta mantener las cosas simples y hablar el mismo idioma que los directores financieros (CFOs).
Sin embargo, la búsqueda de la fórmula mágica que conecta la inversión con los resultados continúa sin dar frutos. Hasta que se descubran nuevos métodos que puedan establecer esa conexión en el futuro, tal vez en tándem con la contabilidad analítica que vincula lo cuantitativo con lo cualitativo, la única esperanza es tratar de conectar una inversión con el desarrollo individual de los ejecutivos involucrados, midiendo cómo la educación puede provocar una transformación en términos de sus conocimientos o habilidades directivas.
La evaluación del impacto de la capacitación puede hacerse de dos maneras principales. El primero se centra en la mejora experimentada por el individuo o participante, midiendo su progreso en términos de adquisición de conocimientos o en el desarrollo de nuevas habilidades directivas o interpersonales. La segunda se basa en evaluar la calidad de las actividades del departamento de recursos humanos o de la universidad corporativa a través de una estimación de si están alineadas con la estrategia de la empresa, su contribución al crecimiento y, en general, su dinamismo como organización de aprendizaje corporativo.
Santiago Iñiguez de Onzoño. Presidente. IE Business School