Gastronomía

Olea by SERAWA, la tradición evolucionada

Pedro G. Mocholí 2024-06-05 1885 Vistas

Las propuestas gastronómicas en un hotel son de gran complejidad, pues tienen que ser muy atractivas para que los clientes alojados y espontáneos disfruten de ellas. Las bases son simples, pues en todo momento tiene que prevalecer la calidad, mientras la gastronomía que se ofrezca debe tener un arraigo esencial al entorno y al territorio. Con estas dos premisas se aseguran los cantos de sirena que sean los primeros valores que garanticen la visita al restaurante.

En Moraira encontramos el hotel SERAWA, un remanso de tranquilidad y hospitalidad ideal para pasar unos días alojado, tal cual me describieron mis buenos amigos. Ambos son buenos gourmets y me reconocieron la excelente gastronomía que habían encontrado, animando a celebrar varias comidas en él. Ese testimonio generó en mí una gran curiosidad, por lo que busqué una fecha para acercarme y descubrir in situ las bondades de su cocina.

Cuando me acerqué a Olea by SERAWA encontré esa hospitalidad y el sosiego que me reflejaban mis amigos. Una arquitectura eclética en colores suaves y relajantes con una decoración que nos recuerda a la que sueles encontrar en los alojamientos de Formentera. Sobre la terraza del hotel encontramos unos bancales los cuales acogen el cultivo de diversos vegetales que se utilizan en la elaboración de buena parte de los platos de la carta de Olea, por lo que la sostenibilidad está garantizada. Junto a este compromiso, otra parte fundamental de la recepción de los productos proviene de pequeños productores que avalan la sensibilidad con el KM 0 y la consecuente proximidad.

Experiencia gastronómica en Olea by SERAWA

Echando una primera ojeada a las propuestas encontramos las influencias propias de la cocina de mercado. Ante la proximidad de las lonjas de Jávea, Denia, Calpe o la propia Moraira ¿quién se puede negar a incluir las influencias de la gastronomía mediterránea? Pues aquí son una realidad. Las encontramos en la primera propuesta que nos llega a la mesa: Coca de anchoa casera, cebolla roja y coliflor. Una coca que destacamos por el ensamblaje de los distintos ingredientes, resaltando la frescura de la anchoa y la verdura. También realzo el punto de la masa de la coca, entre crocante y hojaldrada, consiguiendo una impecable armonía entre todos los productos.

En la Caballa ahumada con airbag (un pequeño pan hinchado de manera natural) con confitura de aceituna y verduras caseras encontramos muy acertado el toque ahumado a través del Josper. Es ponderado, armónico y enriquecido gracias a la calidad de las verduras que, por cierto, provienen del huerto que tienen en el propio hotel.

Lo mismo sucede en la Escalivada donde las verduras son propias de su huerto ecológico. Berenjena, cebolla, tomate y pimiento, todas ellas asadas a la brasa. Mi pasión por los productos elaborados a la brasa es pasional: primero, por el toque ahumado que trasmite, y después, por el jugo propio que generan las verduras. Aquí, ambas cuestiones se dan y las sensaciones que nos trasmiten al paladar son inolvidables.

Más tradicional es la Ensaladilla de sepia, pero nos sorprende por el toque cítrico de galanga, uva y los altramuces, así como por una textura crocante que transmite cierta intensidad al paladar.

Deliciosos son los Buñuelos de bacalao, intensificando la originalidad gracias al toque que le aporta el pilpil. Un bocado primoroso que se hace corto.

Continuamos con más Mediterráneo: Bonito en semi salazón y perlas de salmón ahumado. El punto que nos ofrecen del bonito es sedoso, sensual y sobre todo muy sabroso.

Como si de una mascletá valenciana se tratara, en cocina han preparado un apoteósico final con un Cruet de peix, plato típico entre los pescadores de barca de bajura. Nos lo presentan a modo de guiso marinero, elaborado con rape, gambas y calamares, cubierto y acompañado con una majada de frutos secos y ajo. El guiso está perfecto y la consonancia entre todos los ingredientes es magistral, pues todo está en su punto manteniendo la majestuosidad y el punto ideal para disfrutar, una cuestión que, aunque pueda parecer baladí, no lo es.

Si hablamos de finalizar entusiasmados, esperen y descubrirán el apartado de postres y dulces que, de verdad, merece la pena. Primero, un poco de Piña recién cortada, destacando por la frescura de un producto de calidad, acompañada de un helado de limón. Continuamos con una Tarta de chocolate fondant, de una textura aterciopelada y como si de una ola se tratara, cuando la cortas el chocolate inunda el plato gracias a esa elaboración fundente. Para poner el broche de oro a los postres, nos enamora la Tarta hojaldrada de manzana. Un hojaldre que explota recordando al ruido que hace una copa de cristal cuando cae al suelo. El punto de cocción de la manzana es el ideal, guardando su ligero toque ácido y manteniendo el meloso.

Hay que reconocer que mis buenos amigos que me lo recomendaron, no se equivocaron, pues esta cocina tiene la personalidad suficiente para que nos cautive y podamos disfrutar de ella mientras no sólo estemos alojados en el hotel, sino que también cuando nos acerquemos y la conozcamos. ¡Felicidades!


C/ Cabo Estaca de Bares, 11, Moraira

+34 965 747 188, info.moraira@serawahotels.com, serawahotels.com